A lo largo de la vida vamos desarrollando un concepto y creencias acerca de nuestra identidad; de quienes creemos ser. Si bien es verdad que cuando se complementa esto con un autoconcepto sano, el resultado suele ser muy favorable, la realidad es que muchas veces esta identidad se convierte en nuestra pequeña prisión de la que sentimos que no podremos escapar. No se trata de ser diferente, aunque siempre se puede mejorar, sino de mirarse con mayor objetividad para poder apreciarnos sin los filtros de las viejas creencias.  La palabra identidad es dual; por un lado significa ser único y diferente a los demás. Por el otro, a la cualidad de las personas de ser lo mismo que el resto.  Es como si te dijeran que "eres único y muy especial...  lo mismo que todos los demás".

No es entonces buscar ser más, pero tampoco menos. Este taller es un espacio de encuentro con todos y todas las "tú"; todos y todas las que te conforman. Quizá el secreto para tener una buena autoestima es saber contextualizarse, salirse de la celda de las expectativas ajenas, limpiar a nuestra voz interior y mirarnos como alguna vez lo fuimos. Incluso quizá ni siquiera sea tan importante saber quién eres, sino de lo que eres capaz.

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